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ARCO 2025: Crónica de una feria en transformación

  • Foto del escritor: Alba López-Davalillo Díaz
    Alba López-Davalillo Díaz
  • 16 mar
  • 7 Min. de lectura

En una semana marcada por la oscuridad y la constante lluvia en la capital madrileña, un rayo de sol se abre paso para los aficionados y amantes del arte con la celebración anual de las ferias de arte contemporáneo. ARCO, una cita imprescindible para muchos, aunque cada vez más prescindible para otros, ha celebrado este año su 44ª edición con la participación de 214 galerías, de las cuales 71 eran españolas, representando un 33% del total.


En ferias de esta magnitud, como es el caso de ARCO, resulta complicado abarcar todas las obras, artistas y proyectos galerísticos expuestos. Por ello, este artículo no pretende ofrecer una visión completa y objetiva de la feria, sino una perspectiva personal y fundamentada, basada en mis sensaciones y reflexiones sobre los diferentes stands y piezas artísticas que he podido recorrer.


La mayor diferencia respecto al año pasado, donde se percibía un claro auge del informalismo europeo en homenaje al centenario de Tàpies, es la transformación en el lenguaje visual y conceptual de las obras. Mientras que en la edición anterior primaban composiciones más rígidas y ordenadas, este año destaca una mayor diversidad en colores, formatos y discursos, dando paso a una estética más fluida y caótica que amplía las posibilidades de interpretación y disfrute. Un claro ejemplo de esta transformación se encuentra en la instalación de Ryan Gander en el stand de la galería Esther Schipper, donde el artista presenta juguetes de colores esparcidos por el suelo y un espejo parcialmente cubierto. Con esta obra, Gander juega con la interacción entre la percepción y el significado de los objetos cotidianos, invitando al espectador a cuestionar lo familiar. Además, este mismo año se puede disfrutar de la primera gran exposición antológica de su obra en Europa, que tiene lugar en el Museo Helga de Alvear de Cáceres, y que podrá visitarse hasta finales de abril. Lamentablemente, esta edición también ha estado marcada por la reciente pérdida de la galerista Helga de Alvear, cuya figura ha sido homenajeada en el espacio de la galería que lleva su nombre.


Ryan Gander en el stand de la galería Esther Schipper, ARCO 2025.
Ryan Gander en el stand de la galería Esther Schipper, ARCO 2025.

Este año también he percibido que la feria no ha estado tan marcada por un enfoque

político como en otras ocasiones, aunque eso no significa que algunas galerías y artistas

no hayan mantenido su compromiso en esta línea. Un claro ejemplo es la galería ADN,

con obras de artistas como Julio Anaya Cabanding con su reconfiguración de las obras

maestras occidentales, o el colectivo DEMOCRACIA con el resultado de sus formas de

acción. No obstante, como en ediciones anteriores, los titulares se los ha llevado la pieza

Lavado de cara de Eugenio Merino: un lavavajillas con platos que representan a los

líderes de extrema derecha, simbolizando el blanqueamiento que están experimentando

a nivel global. Sin duda, un tema de gran actualidad en un momento de ascenso de la

ultraderecha en diversos países, incluido el nuestro.


Lavado de cara, de Eugenio Merino, en el stand de ADN Galería, ARCO 2025.
Lavado de cara, de Eugenio Merino, en el stand de ADN Galería, ARCO 2025.

Asimismo, cabe destacar Romper el canon de Marina Vargas, una obra potente que desafía las normas establecidas de la representación del cuerpo y la belleza. La pieza fue galardonada en 2023 con el XVI Premio de Fotografía Fundación ENAIRE y ha sido adquirida para formar parte de la colección del Museo Reina Sofía.


Romper el canon, de Marina Vargas, en el stand de ADN Galería, ARCO 2025.
Romper el canon, de Marina Vargas, en el stand de ADN Galería, ARCO 2025.

Otra de las galerías que ha destacado por su compromiso con el arte de carácter político

es la de Freijo. Entre sus propuestas, se encuentra el diálogo de las obras entre Concha

Jerez y Rocío Garriga que plantean una reflexión sobre la memoria y el olvido en la

historia. Jerez, a través de A la memoria de mujeres olvidadas, recupera las voces de

mujeres silenciadas, otorgándoles un espacio en el relato colectivo y visibilizando su

ausencia como una forma de presencia. Por su parte, Garriga, con Paraje de silencio,

explora el vacío y la omisión histórica, cuestionando los mecanismos que determinan

qué se recuerda y qué cae en el olvido.


A la memoria de mujeres olvidadas, de Concha Jerez, en el stand de Freijó, ARCO 2025.
A la memoria de mujeres olvidadas, de Concha Jerez, en el stand de Freijó, ARCO 2025.

Por otro lado, el proyecto de Ramón Mateos y Olalla Gómez Valdericeda, comisariado por Nerea Ubieto, también ha generado un gran interés. En su instalación Smile, Gómez Valdericeda presenta una comba confeccionada con monedas de dos euros, acompañada de una videoperformance en la que un hombre salta a la comba con una sonrisa fija en el rostro, a pesar del evidente cansancio y dolor, aludiendo a la autoexplotación impuesta por el sistema capitalista y la normalización del sufrimiento en la búsqueda del éxito. A pesar de estas acertadas propuestas, la obra que ha generado mayor controversia ha sido 7.291 de Ramón Mateos, una suerte de tapiz creado por cadenas que dejan entre leer 7.291, el número de víctimas que se le atribuyen a la gestión de Isabel Díaz Ayuso en residencias de ancianos durante la pandemia.


Proyecto de Ramón Mateos y Olalla Gómez Valdericeda, comisariado por Nerea Ubieto, ARCO 2025.
Proyecto de Ramón Mateos y Olalla Gómez Valdericeda, comisariado por Nerea Ubieto, ARCO 2025.

A continuación, en lugar de seguir hablando de propuestas conjuntas en los stands, optaré por una visión más amplia, aunque también más subjetiva, comentando obras y artistas específicos que considero dignos de mención.


Un ejemplo significativo de esta diversidad artística es la obra de Ana Laura Aláez, presentada en la galería Pelaires, que explora las complejidades de las relaciones humanas y la percepción de lo invisible. En Nueva hilera de traiciones, construye una gran estructura de apariencia inestable compuesta por esparto, aludiendo a la fragilidad inherente a las relaciones humanas. En Entre amables desconocidos, aborda la dualidad entre la amabilidad externa y la distancia emocional.


Nueva hilera de traiciones, de Ana Laura Aláez, en el stand de la galería Pelaires, ARCO 2025.
Nueva hilera de traiciones, de Ana Laura Aláez, en el stand de la galería Pelaires, ARCO 2025.

Por su parte, León Ferrari, en Gomine and Co, transforma la aparente banalidad de los

juguetes y figuras en miniatura en una crítica mordaz a la iconografía tradicional y sus

valores. Ejemplo de ello es su representación de Cristo crucificado sobre un avión F-105 de las fuerzas armadas estadounidenses o el tanque militar presidido por la Estatua de la Libertad, ambos denunciando las muertes en la Guerra de Vietnam.


La civilización occidental y cristiana, León Ferrari, ARCO 2025.
La civilización occidental y cristiana, León Ferrari, ARCO 2025.

Bernardí Roig, con Ash Mirror, expuesto en la galería Miguel Marcos, presenta una figura

colgando de la pared. Entre la escultura y la luz que la ilumina, se interpone una suerte

de retrato que se va desvaneciendo. A través de esta obra, Roig reflexiona sobre la

pérdida de memoria e identidad en la sociedad. La figura blanca, de apariencia similar a

las esculturas de Juan Muñoz, carece de vitalidad y parece atrapada en un estado de

inmovilidad e incertidumbre.


Ash Mirror, de Bernardí Roig, en el stand de la galería Miguel Marcos, ARCO 2025.
Ash Mirror, de Bernardí Roig, en el stand de la galería Miguel Marcos, ARCO 2025.

La obra Coraçao de Adriana Varejao en galería Sur, originalmente creada en 1996, ha

sido recuperada y actualizada por la artista en 2024. Se trata de una instalación donde la

piel funciona como lienzo; los tatuajes, heridas y marcas reflejan la memoria del cuerpo,

sus vivencias y las cicatrices emocionales que cada uno lleva consigo. Separado de esta

cartografía dérmica se encuentra el corazón, también marcado por tatuajes que remiten a

lo experimentado y sentido.


Coraçao, de Adriana Varejao, en el stand de galería Sur, ARCO 2025.
Coraçao, de Adriana Varejao, en el stand de galería Sur, ARCO 2025.

Finalmente, Chiffon Thomas, con sus dos obras presentadas en la galería Perrotin,

Untitled (anthrobox) y Untitled (warm hues), crea una suerte de mobiliario que remite a

distintos materiales y significados. Mediante la combinación de madera, metal y textil,

genera piezas que desafían las nociones tradicionales de espacio. Su estética cruda

evoca referencias religiosas e incluso rituales, invitando al espectador a reflexionar

sobre la construcción de la identidad y la experiencia humana.


Untitled (anthrobox), de Chiffon Thomas, en el stand de la galería Perrotin, ARCO 2025.
Untitled (anthrobox), de Chiffon Thomas, en el stand de la galería Perrotin, ARCO 2025.

Para finalizar, me gustaría señalar un cambio de paradigma que he identificado en

ARCO, y que, en cierta medida, también refleja una transformación en el mercado del

arte de manera general. El año pasado, tanto en las diferentes exposiciones llevadas a

cabo en galerías como en las obras presentadas en ARCO, se produjo un auge significativo del arte textil. Este material, que hasta hace relativamente poco era considerado un arte menor, ocupó un lugar central en la escena artística. Sin embargo, este año he percibido un nuevo desplazamiento de atención. En lugar del textil, el protagonismo ha recaído en la cerámica, otro material que históricamente ha sido relegado frente a disciplinas tradicionalmente consideradas “arte mayor” como la pintura o la escultura. Este cambio sugiere una evolución en la valoración de los materiales y técnicas dentro del ámbito artístico contemporáneo.


Esta transformación se puede ver de manera clara en obras como la serie Juntas de

Alicia Paz, expuesta en Bendana Pinel, uno de los stands más llamativos por su juego

cromático en blanco y azul, presidido por piezas de cerámica. En esta serie, la artista

presenta retratos de mujeres ilustres a modo de azulejos como Ana Mendieta, Virginia

Woolf o Simone de Beauvoir, construyendo una suerte de genealogía personal. Su

trabajo no solo rinde homenaje a estas figuras, sino que también les otorga visibilidad,

subrayando su influencia en su propia praxis artística.


Juntas, de Alicia Paz, en el stand de Bendana Pinel, ARCO 2025.
Juntas, de Alicia Paz, en el stand de Bendana Pinel, ARCO 2025.

El protagonismo de la cerámica también se hace evidente con la obra Un sueño cualquiera de Sandra Mar, en la galería Rosa Santos. La artista nos propone una instalación compuesta por formas cerámicas poco convencionales y alejadas de la funcionalidad tradicional. En este proceso, Mar explora la técnica desde la experimentación, jugando con la prueba y error, con la grieta y la irregularidad de la forma. Todo ello se complementa con una serie de textos tanto en la pared del stand como en las propias piezas cerámicas, generando un ambiente de carácter poético.


Un sueño cualquiera, de Sandra Mar, en el stand de la galería Rosa Santos, ARCO 2025.
Un sueño cualquiera, de Sandra Mar, en el stand de la galería Rosa Santos, ARCO 2025.

Por último, encontramos la obra de Francisco Trêpa, expuesta en la galería Foco. En su caso, el uso de la cerámica adquiere un matiz exótico, pero a diferencia de las formas orgánicas de Mar, Trêpa busca una similitud más directa con la naturaleza, evocando formas vegetales y animales. A través de colores vibrantes y figuras barrocas vidriadas, sus piezas nos transportan a un universo de fábula en la que la imaginación se convierte en el eje central de la propuesta.


Francisco Trêpa en el stand de la galería Foco, ARCO 2025.
Francisco Trêpa en el stand de la galería Foco, ARCO 2025.

En definitiva, esta edición de ARCO me ha parecido más estimulante que las anteriores. He podido disfrutar de obras de artistas consagrados, pero, sobre todo, he descubierto a muchos otros que no conocía y cuya práctica me ha resultado verdaderamente interesante. Me parece un acierto el auge de la cerámica en esta edición, ya que permite a los artistas jugar con el punto de cocción y alejarse de las formas convencionales, explorando nuevas posibilidades expresivas. Sin duda, este material aún tiene mucho que aportar en el futuro. A nivel global, la feria ha ofrecido propuestas muy interesantes y diversas, demostrando que el arte contemporáneo sigue en constante evolución y que ARCO, con sus subidas y bajadas, continúa siendo un espacio clave para esa transformación.

 
 
 

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